jueves, 10 de marzo de 2005

El capitán Garfio

La bombilla brillaba en la oscuridad.
El polvo del ambiente le daba un aura extraña, como si flotara en medio de una niebla espesa. Pero en las habitaciones no se cuela la niebla, aunque los sótanos parezcan neblinosos algunas veces. Así que, efectivamente, estamos en un sótano, oscuro, polvoriento y con olor a humedad, como corresponde a un sótano que se precie. La bombilla brillaba, sí, luego había electricidad en este sótano en el que nos hemos situado fácilmente. También debía de haber en algún lugar una conducción de agua, porque se escuchaba un persistente clic que indicaba que una gota del líquido se escapaba cada cierto tiempo del lugar por donde debiera circular.
Bien, pues situados en este sótano, debemos ahora comenzar a narrar alguna historia que en él suceda. Dado el ambiente, bien pudiera ser un relato de miedo, de los que provocan miedo, quiero decir, pero no estoy por la labor. Ya perdonarán. Y se dirán (o no) que por qué ando metiéndoles en un sótano tenebroso si lo que me dispongo a narrar no es una historia abracadabrante y temerosa. Pues, bien, no lo sé, quizá es una licencia que me he permitido, lo mismo que lo he titulado "El capitán Garfio", sin ninguna intención de que aparezca por aquí como personaje, ni mucho menos ese extraño niño llamado Peter Pan, que más que un tierno infante es todo un síndrome psiquiátrico el chaval.
Bueno, a lo que iba. Un sótano. Una bombilla en un ambiente polvoriento. El goteo cíclico de agua que suena produciendo un eco lejano. Y, ahora, unos pasos que se van a cercando poquito a poco. Son pasos sutiles, no taconeos ni zancadas. Pasos misteriosos más o menos. Parecen deslizarse con un bisbiseo, quizá descienden por los peldaños algo carcomidos porque se oye crujir la madera vieja de vez en cuando... No le podemos ver todavía, porque no ha llegado a la zona de luz ovalada que destila la bombilla. Permanece en la penumbra, en el lado oscuro del sótano y su presencia es onerosa (esto sale en los crucigramas).
Hay un olor extraño en el ambiente. De pronto, un ruido ensordecedor lo llena todo. Una agitación espasmódica, una revolución del tiempo y el espacio... Algo gira como un torbellino, golpeando paredes y muros, resonando con ecos tremendos en el sótano lúgubre.


- ¡Cariño! ¿Me ayudas a tender la ropa? La lavadora ya está centrifugando y sigue perdiendo agua, habrá que llamar al técnico otra vez.

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