sábado, 10 de noviembre de 2007

Las palabras y el silencio

Leo una frase que se queda flotando en mi memoria. Es de Martin Luther King y dice: "Al final, no recordaremos las palabras de nuestros enemigos sino el silencio de nuestros amigos".
Y pienso, en la noche que anuncia el invierno, en la soledad sonora de la estancia, que hay silencios estruendosos. Gritos desgarradores que sólo escucha quien los lanza.
Hay tanto dolor entre la gente que el silencio es lenitivo.
Cuando todo termina, sobran las palabras.

viernes, 31 de agosto de 2007

La distancia infinita

Conviene guardar distancias, alejarse y ver el mar a lo lejos. Un recuerdo agotado sin mañana. Es aceptable dar unos pasos atrás y negar los impulsos, el impulso atávico de saltar, por si se vuela.
Nos separa de los otros la infinita lejanía de la muerte. Nos anuncia los silencios nunca rotos, la ausencia de lágrimas, el pasmoso ladrar de los perros a la luna que mengua.
Se escapa el tiempo del mar, el eterno renacer del oleaje, los saltos de peces desconocidos y el lento volar de las gaviotas que ladran acaso a una luna marina que no vemos.
Es duro alejarse cuando el viento arrecia y se avecinan las tempestades del otoño.

martes, 27 de marzo de 2007

Existe el infierno

Demos la razón al obispo de Roma.
Ha dicho que tal lugar existe. Que al infierno irán todos aquellos cuyo corazón se cierre al amor de Dios.
Cierras el corazón y abres las puertas del averno.
La condenación eterna.
Acaso le parezca poco dejar de ser quienes fuimos y convertirnos sólo en recuerdos.
Existe el infierno.
Consiste en saber que la muerte es una de las pocas certezas que nos quedan.
Ardemos en esa verdad mientras vivimos.
El infierno no son los otros. Somos nosotros. Y saber que moriremos.

miércoles, 14 de marzo de 2007

Morir

Se ha marchado Inmaculada. Quería irse y lo ha conseguido con dignidad, sin dolor, sin esconderse, sin riesgo para nadie.
Así debería ser siempre.
Los humanos sabemos que vamos a morir pero muchas veces no podemos elegir cómo vivir.
Cuando el dolor es insoportable la muerte sí es descanso y paz.
In memóriam, Inmaculada. En tu memoria y en la de quien no pudo irse como tú, con tanta paz.

jueves, 8 de marzo de 2007

El castillo de las estrellas

Hay refugios subterráneos, por si llueven bombas.
Hay refugios internos, escondidos recovecos donde resguardarnos si la suerte nos es desgraciada.
Hay refugios en los sueños, para lograr vivir otras vidas sin abandonar todavía ésta, tan breve.
Pero hay un lugar muy elevado donde nos sentimos expuestos a lo desconocido y, sin embargo, al resguardo de las desdichas y el dolor.
Ese sitio privilegiado, ese castillo de las estrellas, puede ser cualquier observatorio en cualquier montaña. Allí el humano se asoma a la inmensa luz que llega de otros tiempos y se asombra de su pequeñez y su osadía.
En ningún lugar de la tierra he vuelto a sentirme así, con la capacidad desorbitada del resplandor entre las sombras. Deslumbrante. El vértigo en un equilibrio casi eterno.
Hasta ese lugar nos lleva una historia que merece ser leída.
Un castillo de las estrellas que sólo puede visitarse en sueños pero adonde podemos viajar sin miedo.
Y soñar, para vivir otras vidas.

martes, 27 de febrero de 2007

La tumba de dios

Escarban en la tierra y terminan por hallar lo inexistente. Cómo puede estar enterrado un dios, se pregunta aquel que cree.
Excavan, socavan, minan la fe y niegan, con los hechos, que el muerto haya resucitado.
Los resucitados no precisan de tumbas, habitan en el tiempo detenido de la inmortalidad.
O eso nos cuentan.
Tanta credulidad, tantos siglos perdidos.
Una familia muerta -dicen-, hace dos mil años.
Y entre tantas familias muertas, había de ser la de dios precisamente la hallada. Qué certeros los arqueólogos...
Pero qué mala suerte, o cuanta fortuna, según se mire.

domingo, 18 de febrero de 2007

Vita brevis

Y, por asociación de ideas, y porque lo escucho ahora mismo, el sublime Rodrigo Leao y su "Carpe Diem".


Nullum infortunium venit sollum

O me infelicem! Me perditum!
Tempus fugit! Carpe diem!
Vita brevis! Carpe diem!

Omnia vincit amor!
Omnia vincit fortuna!

Nullum amore venit sollum!
O me infelicem! Me perditum!
Furor aeternum! Carpe diem!
Meae diliciae! Carpe diem!

Omnia vincit amor!
Omnia vincit fortuna!
Omnia vincit amor!

Carpe diem y el no sentido de la vida

Pregúntale por el sentido de la vida al hombre defenestrado. Intenta averiguar qué cosa ha sido para él la existencia antes de arrojarse por la ventana de un noveno piso y volar hacia la nada.
Háblale de la hermosura de los amaneceres, de la lenta cadencia de los días, cuéntale que la primavera está brotando y que pugnan las flores por colonizar cada almendro.
Dile que la enfermedad es un accidente, que las depresiones se pasan, que el infierno no existe o que son los otros.
Ese hombre defenestrado terminó segando a hachazos tanta miseria, tanto dolor ajeno y propio.
La guadaña atroz rebana también las falsas flores de las falsas primaveras.
Háblale a él, al desesperado que huyó volando de este infierno, del carpe diem, de filosofías y poemas.
No podrá contestarte.
Ayer dijo, entre hachazos y vuelos, todo aquello que era capaz de decir.
¿El sentido de la vida? Digamos que carece por completo de sentido. O que acaso se halle cuando vuelas y descubres que la gravedad es ambivalente y poderosa, que te arrastra y te eleva al mismo tiempo.
Que somos el ser y la nada en un ínfimo instante

sábado, 10 de febrero de 2007

Ácido sulfúrico

Corrosivo. Venenoso. Asfixiante.
El sulfúrico y su poder destructor.
"Llegó el momento en que el sufrimiento de los demás ya no les bastó: tuvieron que convertirlo en espectáculo".
Así comienza la novela de Amélie Nothomb. Una historia aterradora, conmovedora, cínica, ecléctica, sabia y poderosa.
La historia de quienes miramos el horror y nos sentimos tan atraídos por él que no somos capaces de apartar la mirada.
La fábula que nos muestra como somos: egoístas, ajenos, desalmados, salvajes.
El espejo que nos devuelve a la fiera que llevamos dentro y que ni siquiera disimulamos ante los ojos de los demás.
"Ácido sulfúrico" debería leerse en los colegios y tendría que ser obligatoria para los programadores de todas las televisiones. Aunque, quién sabe, quizá sea contraproducente: puede ocurrir que les guste la atroz idea.

martes, 23 de enero de 2007

Un regalo

Nevaba. Copos demorándose, cayendo ralentizados. Y en el coche -la placenta cálida y engañosa-, Ramón Trecet me hizo un regalo.
La música parecía sonar al ritmo de la nevada, lenta, demorada, hermosa y tan irreal como la felicidad o la paz.
La canción se titula "Mad World" y la canta, o la recita, o me la susurra al oído, Gary Jules.
No puedo parar de escucharla. Suena ahora y soy incapaz de transmitir en palabras cuánta emoción, cuánta tristeza me despierta.
Desvalidos y sin esperanza. A veces basta una hermosa canción para entender o entendernos.
La belleza y la maldad del mundo condensadas en tres minutos tan estremecedores que las lágrimas caen, como copos demorándose.
La densa nevada que oculta lo atroz.

domingo, 21 de enero de 2007

De mañana

Ves pasar la vida por la ventana. Así deben verla los viejos y los enfermos. La realidad transcurre afuera, en las afueras de tu soledad, alejada de tu silencio y tus pensamientos.
Permaneces inerte, apostado junto a la ventana. Apenas vuelan las palomas. Hace frío.
Ves pasar la vida y, en un último impulso, para que no se te escape sin catarla, decides escribir que ves pasar la vida por la ventana.
Pero los cristales y las cortinas no aíslan lo suficiente. Los gritos de la vida se escuchan y te desgarran, exactamente igual que si estuvieses expuesto a la intemperie, como las palomas que no vuelan muy lejos porque hace frío y, acaso, tengan miedo.
Igual que tú, tras el cristal helado.