martes, 19 de abril de 2016

COMO UN TACONEO






  "El fútbol es un juego de caballeros jugado por villanos y el rugby es un juego de villanos jugado por caballeros".



  "Football is a gentleman's game played by thugs and rugby is a game for thugs played by gentlemen".

Un dicho antiguo del que se ignora el autor (o he sido incapaz de encontrarlo).
Un dicho que debería ser puesto al día en su formulación añadiendo “señoras”, o mejor aún, mujeres.

La primera vez que pisé un campo de rugby escuché un sonido que no esperaba.
Al fondo, el murmullo de los espectadores en las gradas. En primer plano, un taconeo, la sensación de que un grupo de mujeres caminaban deprisa haciendo sonar sus pasos. No lo eran, claro. Eran tipos fornidos, uniformados, poderosos. Salían de los vestuarios y se disponían a saltar al campo. El camino de cemento hacía que los tacos de las botas sonaran así, como un taconeo presuroso.

Y me gustó el contraste y me llevó a pensar.

Dicen que las primeras mujeres que jugaron al rugby lo hicieron en secreto, allá por 1913 en un College inglés. Me las imagino de noche o en penumbra, pasándose el oval casi a ciegas, ensayando a ensayar con calzones quizá, con la ropa tan incómoda que vestían entonces. En España tuvo que ser, ya sin secreto, en 1970. Las protagonistas, unas estudiantes madrileñas de arquitectura.

Y casi medio siglo después (el tiempo vuela) las mujeres que juegan a rugby han de justificarse porque “no es deporte para chicas”, “seguro que son lesbianas”, “hace falta fuerza y ellas son débiles”, y tantas otras frases que cualquier mujer, se dedique a lo que se dedique, ha de escuchar a lo largo de su vida. Probablemente a las rugbistas arquitectas también les aseguraron entonces que la arquitectura no era profesión para mujeres; ahí, entre andamios y albañiles, qué barbaridad. No es que nos hayamos acostumbrado pero casi no nos extrañamos de nada.

Tampoco de que haya quien se empecine en declarar que las jugadoras de rugby, las boxeadoras, las atletas de cualquier deporte son “muy valientes”. Mire, no, ni más valiente ni menos que un varón que decida practicar esos deportes. Y ahí estamos, en que seguimos siendo el sexo débil y eso, en pleno siglo XXI, sigue siendo un pensamiento único, unívoco y absurdo y, desgraciadamente, bastante difícil de erradicar.

Por eso, seguramente, las mujeres vamos haciendo lo que queremos y no lo que nos dejan, o lo que sería femeninamente correcto según parámetros acaso medievales.

Y porque la H que forman los palos de la portería de rugby es la letra inicial de humanos. Lo que somos todos, hombres y mujeres.

Y porque quien juega al rugby, dice la Real Academia de la Lengua, es “rugbista”, palabra masculina y femenina al tiempo.

Algo que ya sabían, desde siempre, eso de ser humanos y personas, todos aquellos que aman el rugby.

Señoras y caballeros.

(Este artículo se ha publicado en la revista"Rugby en blanco y negro", marzo de 2016)