miércoles, 6 de marzo de 2013

BAJO LA BÓVEDA



Entre la argamasa los ladrillos susurran ecos de otros días. Los escucho en silencio. Cada uno es una página que debe descifrarse en la penumbra, un sonido que viene del ayer y me hace temblar, sonreír, derramar lágrimas, suspirar, enamorarme.
Hay tantos que, estoy segura, nunca lograré prenderlos todos a mi piel, asumirlos como míos en cada paso –muy pequeño- hacia el final.


Pero uno a uno los ecos de otros días me alcanzan y hacen del silencio un susurro de voces. Los textos que tantos escribieron para que, al caminar, aunque inevitablemente el túnel se acabe, nos sintamos acompañados, iluminados, acaso algo más sabios. Para no estar solos en ese sendero hacia el fin, donde la bóveda se llena de sombras. Y de miedo.

1 comentario:

raindrop dijo...

Siempre serán más importantes los caminos que las metas. En el camino se va decidiendo cómo será cada historia.

besos