jueves, 11 de abril de 2013

La vela








No hay más cera que la que arde.

El diminuto pabilo ya no alienta.

Se extingue la llama sin necesidad de viento.

La enorme catedral el escenario

del fracaso del fuego

la muerte de la cera

la extinción de un deseo.

No hay más cera que la que arde.

Y la vieja se marchó a dormir

convencida de que sus deseos

iban a misa.

Sus últimas monedas

alentaron

la escasa persistencia,

el fracaso de la llama.

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