martes, 27 de febrero de 2007

La tumba de dios

Escarban en la tierra y terminan por hallar lo inexistente. Cómo puede estar enterrado un dios, se pregunta aquel que cree.
Excavan, socavan, minan la fe y niegan, con los hechos, que el muerto haya resucitado.
Los resucitados no precisan de tumbas, habitan en el tiempo detenido de la inmortalidad.
O eso nos cuentan.
Tanta credulidad, tantos siglos perdidos.
Una familia muerta -dicen-, hace dos mil años.
Y entre tantas familias muertas, había de ser la de dios precisamente la hallada. Qué certeros los arqueólogos...
Pero qué mala suerte, o cuanta fortuna, según se mire.

No hay comentarios: