domingo, 24 de septiembre de 2006

Cruel otoño

Pensaba ayer en los muertos queridos. En quienes no verán este otoño metido en lluvias y ventiscas. Pensaba ayer en que no escucharé su voz ni sus risas.
Hoy vuelvo de revisitar a la muerte porque el otoño, cruel, desalmado, atroz, se acaba de llevar a otro amigo.
Aventaremos sus cenizas mañana y volveremos al trabajo. Su mesa estará vacía y nuestro corazón roto en mil pedazos. Los retazos de sus sonrisas, su alegría y su bonhomía perdurarán.
Se van, nos vamos.
Hojas muertas que aventa el otoño.
Qué poca cosa somos, compañero.
Apenas recuerdos en la memoria de quienes nos amaron.

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