viernes, 5 de mayo de 2006

De almas y de ausencias

El vacío, la nada, la no luz.

Todo sabe a hiel. Tragos largos de amargura...

Y, aún así, alzaré la copa del vino viejo y sabio para brindar contigo.

Y te llevaré a pasear por los hayedos incendiados, verdes corales.

Un reflejo, acaso, del tiempo y de la nada.

Es desmedido este no-estar. No ser. No saber. No respirar.

El otro día escribí: "Vivimos para olvidarnos de la vida".

Amigo... la muerte es otra cosa.

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