sábado, 17 de noviembre de 2012

Exitus



Se defenestran las personas estos días. Fácil la comparación con las muertas hojas del otoño. Se lanzan al vacío cuando es el vacío lo único que ven. Les reclaman las sirenas cantando, tristes, en mares llenos de tormentas. Y acuden a su voz. Y vuelan.
Se defenestran y terminan por la vía de urgencia con todos los pesares. Pero dejan la estela de dolor a quienes ven ese vuelo último y temerario.
He conocido suicidas. Varios. Muchos quizá para lo que suele ser habitual. Si es que puede ser habitual el ansia de la automuerte. Uno fue, a su pesar, un suicida "famoso", de esos que alimentan la insalubre avaricia de ciertos "medios". La dignidad hecha persona. La inteligencia hecha hombre. Tan vital desde su inmovilidad que parecíamos los demás paralíticos forzosos.

Y hubo tanta dignidad en su exitus, que (antes ya lo hacía) respeto firmemente a quien decide que hasta aquí ha llegado. Que el vuelo es la única salida. Como hojas ya muertas que, simplemente, se dejan acunar hasta el suelo.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Precioso desenfreno comparativo...

María González dijo...

Qué bella manera de expresar que uno tiene el derecho de elegir su final...