domingo, 24 de diciembre de 2006

Pasando por la vida

La maldita manía de hacer balances cuando se va terminando el año...
Veamos:
1.- Los muertos queridos han sido cuatro. Muertes anunciadas o sorpresivas. Ausencias para siempre. Un familiar. Un compañero de trabajo. Dos amigos...
2.- Salud y enfermedad. Gana la segunda por mucho. El hospital se vuelve absurda casa y las batas blancas se enseñorean de las pesadillas.
3.- Esperanzas. Marchitas, muertas, rotas. Fracturas de los sueños que no pueden recomponerse con escayola. Ecos afónicos. Desastres varios. Ruinas del tiempo. Pasado sin retorno.
No sigo con la cuenta. Pierdo el hilo y avanzan las penas; legión ilustre de desengaños. Siempre el mismo error, confiar en quien no merece la confianza, no medir las propias fuerzas, dejarse embelesar por el espejismo en el desierto atroz de la soledad.
No hay "debe" ni "haber".
Se acaba el año pero es mentira que todo concluya con él. No hay folios en blanco a ciertas alturas de la vida. Si acaso, borrones en el papel.
Heridas en el alma.

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