domingo, 2 de abril de 2006

Lloraba mucho

Mario, Antonella y Salvatore no son monstruos.
No tienen apariencia monstruosa al menos.
Tampoco es posible que estén poseídos por el diablo, ya que el diablo no existe.
Me pregunto, entonces, qué son, si acaso podemos situarlos en la categoría de personas. No, no insultemos a los animales.
Ese trío de seres, aparentemente humanos, o uno de ellos -eso da lo mismo-, mataron a palazos a una criatura humana porque no paraba de llorar.
Ojalá el sonido hiriente de ese llanto infantil les acompañe todos los días de sus vidas. Hasta hacerlos enloquecer. Hasta matarlos de desesperación.

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