lunes, 17 de abril de 2006

El frío de abril

Nos engaña abril con soles largos, atardeceres que se demoran, árboles en flor y golondrinas despistadas que empiezan a llegar a los aleros.
En un lugar de Inglaterra han encontrado a una mujer para quien los abriles eran indiferentes desde hace casi tres años.
Vivía sola, había comprado regalos de Navidad, veía la tele en su pequeño apartamento. Algo debió pasarle, algo tan grave que murió en soledad, ante su televisor encendido, en el sofá, con los regalos sin desenvolver, cargados de lazos de colores.
Todos morimos, pero nadie debería morir solo y así.
Y a los vecinos del cadáver que antes fue una mujer, con su nombre y su historia, no les extrañó escuchar día y noche el soniquete de un televisor encendido...
Tuvo que ser el casero, por las facturas que el cadáver no abonaba, quien dio la voz de alarma.
Maldito abril, descubridor de los cadáveres que el invierno dejó a su paso.

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