martes, 20 de diciembre de 2005

La mano

Se les fue la mano.
Estaban de juerga.
La mendiga tenía frío y se refugió en el cajero.
Se les fue la mano.
¿Demasiado disolvente? Qué mal se calculan esas cosas...
Y quizá pensaron que sería divertido.
Ella tenía cincuenta años y dormía a la intemperie.
La abrasaron.
Tendrán que vivir con eso: recordar siempre que una noche de invierno se les fue la mano.
Ella está muerta.

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