No
había una sola canción romántica que no le reflejara con exactitud en cada
letra.
Todas y cada una, hasta las más vulgares, venían a expresar sus sentimientos
de forma tan fiel como si ella misma hubiera inventado los textos.
“Bésame
mucho, como si fuera esta noche la última vez”. “Quererte así es morir de amor
y por amor tengo el alma herida”.
Tenía
el corazón partido, palpitaciones varias, sueños eróticos, angustia y esperanza
a partes iguales, un cóctel que tan pronto la elevaba sobre el común de los
mortales como la hundía en la más absoluta de las tristezas.
Él
la miraba cada mañana y cada atardecer. Ella le sonreía, le hablaba, le besaba
en los labios y en los párpados, se desnudaba para él y para él se ponía la
ropa más bonita, para gustarle, para ser atractiva a sus ojos brillantes y
cálidos.
Pero
no hubo manera.
El
póster del actor seguía inmutable, colocado a la cabecera de la cama. Siempre
sería su amor imposible. Siempre.
1 comentario:
Tantas ilusiones, para que dar tanto amor? si al final terminas ejecutada...
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