Lamento haber sacado
el viejo papel de entre las páginas. Acaso marcaba un punto especial en la
lectura.
O puede que no, puede
que el azar lo colocara ahí. Una mano que el once de agosto de 1988 marcó
casillas con equis en una Primitiva. Jugaba al azar. Y al azar me llegó el
libro “Madre noche”, de Kurt Vonnegut. Desde una librería de viejo en otra
ciudad.
Desde el ayer.
Y había más, un
número de teléfono sin prefijo. He buscado en Google con varios posibles y sólo
aparecen empresas de albañilería. Eso ha sido un golpe bajo en el misterio del
billete olvidado entre las páginas.
Pero había más en el
reverso. Los premios entonces eran de 25.000 pesetas. Curioso.
Y otra anotación a
mano. Una hora: 9:30. Una fecha: Martes 27. O sea, alguien anotó que 16 días
más tarde había de acudir a algún lugar. Pongamos que al dentista. Qué
desilusión de nuevo.
Pongamos que a una
cita secreta y amorosa. Secreta porque el lugar no se anotó. Amorosa porque
alguna licencia he de tomarme y me apetece imaginarlo así.
El billete ha
amarilleado con los años. Casi 26.
Esperad, he
descubierto otra cosa. Otra anotación a mano, esta vez en mayúsculas: LEÓN. Con
su acento. En una esquina del billete. Diría que es letra de mujer, pero no
estoy segura. Diría que ojalá no olvidase, igual que le pasó con el resguardo,
que tenía una cita en el Barrio Húmedo, a hora temprana y que llegó a tiempo y
que todo le fue bien.
Por añadir, que quizá
hoy esa desconocida lea esta historia y rememore el encuentro, la novela, la
apuesta a todo o nada. El resguardo perdido.
Y que pasan los años
y aparece el olvido. Salvo que el mensaje esté escrito con letra fina y
concienzuda y bolígrafo de tinta azul y te llegue a las manos como la botella
de los náufragos que siempre somos.
(Para Hugo Izarra, que me recomendó leer "Madre noche".
Para Paloma, que me retó en Twitter a escribir esto.
Para quienes envían mensajes con la esperanza de ser leídos).
3 comentarios:
Eres capaz de extraer magia de lo cotidiano. Tienes un don extraordinario, el don que te mereces. Gracias por compartirlo con nosotros. Y por no abandonarlo.
Ay Ana...
Gracias por hacernos creer y soñar.
Por un momento he pensado que era yo.
Bien podía estar en ese lugar ese día. Pero no.
Siento una sensación muy agradable después de leerte. Como de haber aprovechado el tiempo...
Escribes de tal forma que es imposible no sentir nada al leerte.
http://www.azucarycenizas.blogspot.com.es
Publicar un comentario