He vuelto allí como a un santuario. El lugar se ha tornado mágico; está cargado de ese extraño eco que provocan los recuerdos. Un torrente de evocaiciones que tan pronto me hacen llorar como sonreír.
Se te ve
feliz junto a Neptuno, padre, como si supieras que allí, donde se inventó una
historia de magias y transportes a lo largo del tiempo y del espacio, yo
volvería sólo para evocarte en el ayer...
He
vuelto hoy. Nadaban los patos con calma. Los bambúes estrepitosamente verdes en
su isla, ocultando al dios de las aguas, al señor de los océanos. Podía verte
aún allí, en ese recodo de verdor, alargando tu mano hacia los patos, jugando
con ellos como juegan los niños. Te he visto, padre, niño siempre, incluso
ahora que te has ido.
Pero no
hay lugar mejor que el corazón para seguir escuchando tus palabras o leyendo la
sonrisa de tus labios...
1 comentario:
Me he emocionado leyéndote, mucho. @entimismado.
Publicar un comentario