martes, 27 de marzo de 2007

Existe el infierno

Demos la razón al obispo de Roma.
Ha dicho que tal lugar existe. Que al infierno irán todos aquellos cuyo corazón se cierre al amor de Dios.
Cierras el corazón y abres las puertas del averno.
La condenación eterna.
Acaso le parezca poco dejar de ser quienes fuimos y convertirnos sólo en recuerdos.
Existe el infierno.
Consiste en saber que la muerte es una de las pocas certezas que nos quedan.
Ardemos en esa verdad mientras vivimos.
El infierno no son los otros. Somos nosotros. Y saber que moriremos.

miércoles, 14 de marzo de 2007

Morir

Se ha marchado Inmaculada. Quería irse y lo ha conseguido con dignidad, sin dolor, sin esconderse, sin riesgo para nadie.
Así debería ser siempre.
Los humanos sabemos que vamos a morir pero muchas veces no podemos elegir cómo vivir.
Cuando el dolor es insoportable la muerte sí es descanso y paz.
In memóriam, Inmaculada. En tu memoria y en la de quien no pudo irse como tú, con tanta paz.

jueves, 8 de marzo de 2007

El castillo de las estrellas

Hay refugios subterráneos, por si llueven bombas.
Hay refugios internos, escondidos recovecos donde resguardarnos si la suerte nos es desgraciada.
Hay refugios en los sueños, para lograr vivir otras vidas sin abandonar todavía ésta, tan breve.
Pero hay un lugar muy elevado donde nos sentimos expuestos a lo desconocido y, sin embargo, al resguardo de las desdichas y el dolor.
Ese sitio privilegiado, ese castillo de las estrellas, puede ser cualquier observatorio en cualquier montaña. Allí el humano se asoma a la inmensa luz que llega de otros tiempos y se asombra de su pequeñez y su osadía.
En ningún lugar de la tierra he vuelto a sentirme así, con la capacidad desorbitada del resplandor entre las sombras. Deslumbrante. El vértigo en un equilibrio casi eterno.
Hasta ese lugar nos lleva una historia que merece ser leída.
Un castillo de las estrellas que sólo puede visitarse en sueños pero adonde podemos viajar sin miedo.
Y soñar, para vivir otras vidas.