Embarcados en una nave espacial. El timonel se encarga de un viaje treinta años atrás. A la valentía, acaso la osadía y la revolución.
El mago Jarre nos envuelve, nos transporta, nos remueve.
Y, a cada nota, vibramos como si aún fuéramos jóvenes y estuviéramos locos, borrachos de quimeras y deseos.
Igual que si tuviéramos alas.
Destellos luminosos y las notas exactas que guardábamos en la memoria.
Sensaciones desnudas que perduran, aunque haga mucho tiempo que no tenemos veinte años.
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